El Museo de la Ciencia y el Cosmos no es un museo tradicional. Pertenece a una generación de museos de ciencia cuyo objetivo ya no es simplemente mostrar realizaciones científicas y técnicas de una época o de un lugar, ni tampoco demostrarlas añadiendo una voluntad pedagógica y cultural a la conservación y presentación de ese patrimonio. El objetivo de estos museos es comunicar la ciencia, valiéndose para ello de todos los medios disponibles, especialmente la interactividad y la experimentación en entornos multidisciplinares que potencien los aspectos lúdicos y de percepción y análisis de la realidad, con objetos reales pero, también, con herramientas multimedia. El físico Frank Oppenheimer creó en 1969 el primer Science Center (Centro de Ciencia) con estas características -el Exploratorium de San Francisco-, poniendo el énfasis no en una colección de objetos, sino en las preguntas que genera el devenir científico. Siguiendo ese modelo, el Museo de la Ciencia y el Cosmos trata de exhibir la ciencia que afina los sentidos y desarrolla la imaginación. Como agentes de difusión y promoción de la cultura científica, así como de la educación en general, instituciones como el Museo de la Ciencia y el Cosmos cumplen en este sentido una doble función. Por un lado, contribuyen significativamente al proceso de alfabetización científica de la sociedad como elemento complementario al sistema educativo, durante la educación formal y reglada, intentando incluso despertar las tan necesitadas vocaciones científicas. Y, por otro, desempeñan un papel fundamental en los procesos de divulgación científica orientada hacia los ciudadanos en el contexto de la llamada educación no formal, sin olvidar que pueden constituir espacios de entretenimiento cultural y formar parte de la oferta turística de una localidad. El Museo de la Ciencia y el Cosmos, abierto a la participación del público de todas las edades, es un espacio de inspiración y un generador de emociones que invita a la curiosidad de forma permanente.