Playa del Inglés es una playa con carrera y dos másters.
Imagine por un momento que existiera en el mundo una Universidad de las Playas.
Un centro académico donde las playas de Europa pudieran alcanzar el título de “destino de los mejores baños”.
Pues bien, déjenos contarle que esa Universidad de las Playas existe y que la Playa del Inglés, en el sur de Gran Canaria, aprobó hace tiempo todas las asignaturas.
Sí. Playa del Inglés tiene el título de playa estupenda. ¿Por qué? Bueno, quizás sea porque consiguió un sobresaliente en buen clima.
Aprobó con nota la asignatura del buen tiempo porque cuenta con un sol suave prácticamente todo el año.
Un clima privilegiado que es casi la norma en la kilométrica lengua de arena que nace en Maspalomas y acaba en Playa del Inglés, al pie de los hoteles que parecen doblarse para nadar en el oceáno.
Playa del Inglés también tiene el certificado oficial de cien mil risas logradas.
Un título que se obtiene por ser lugar de vacaciones de miles de europeos, el refugio de sol de cientos de familias, desde hace décadas.
Puede presumir de ser una playa perfecta para los más pequeños.
Es muy amplia, tiene partes resguardadas y zonas donde los niños pueden estar a su aire. Ofrece multitud de comercios y servicios en las cercanías.
También consiguió un notable alto en la asignatura de playa divertida.
Es una de las playas más concurridas de Gran Canaria.
Hay por ello zonas que reúnen a los más jóvenes, donde se entrecruzan surfistas, locos por el jogging, aspirantes a ligón de playa, practicantes de capoeira, chicas de calendario o grupos de amigos que juegan a saltar bajo las olas.
Gracias a todo este movimiento Playa del Inglés superó con nota la asignatura de playa deportiva.
Y por ello, en la curva donde empieza la zona nudista, más apartada, reinan los surferos.
Es la parte menos transitada, donde toman el sol los que quieren un día de playa solitario.
Porque eso es lo bueno de este lugar. Esconde tantas opciones para tu día de playa como tú quieras.
Mil días de playa posibles para cada uno de los bañistas que desembarcan cada mañana en la arena, en el inicio de la enorme extensión de dunas que sólo se ve terminar kilómetros después, lejos de la zona donde los hoteles buscan el mar.